domingo, 12 de junio de 2011

[lecturayformacion] RV: Café Umbrales

 

Muy linda carta la de Valle no la conocia, claro con las criticas q uno puede hacerle a ese catolicismo ferviente, pero bueno es como enseñó Camilo Torres.
Abrazo


From: Café Umbrales <mocca.pablo@gmail.com>
Sender: noreply+feedproxy@google.com
Date: Sun, 12 Jun 2011 10:20:32 +0000
To: <raokapo@yahoo.com.ar>
Subject: Café Umbrales

Café Umbrales


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Posted: 11 Jun 2011 07:10 PM PDT


Gruner y Mocca discuten al aire sobre campo popular, frente de izquierda y kirchnerismo.

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Posted: 11 Jun 2011 06:36 PM PDT

"...no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes"
Así les hablaba, el general Valle a sus asesinos, pocas horas antes de morir. Tuvieron su herencia retrógrada y antipopular los criminales.
El campo democrático, popular y nacional le rinde homenaje a Valle y a los caídos hace 55 años en lucha contra la dictadura mal llamada "libertadora".
A continuación, en la entrada completa, la conmovedora carta.


 Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.


Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.

Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.

Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.

La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.

Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95% de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.

Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.

Como cristiano me presento ante Dios, que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conozca un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias en sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la patria.

Juan José Valle. Buenos Aires, 12 de junio de 1956.

La centroizquierda opositora y el peligro de los atajos.

Posted: 11 Jun 2011 12:49 PM PDT

Por Edgardo Mocca, para Revista Debate

   Finalmente el Partido Socialista decidió formar parte de un nuevo reagrupamiento de centroizquierda que llevará al máximo dirigente partidario, Hermes Binner, como candidato presidencial. La movida es posicionalmente perfecta: habilita un sitio de protagonismo nacional al actual gobernador de Santa Fé, constitucionalmente impedido de disputar su reelección en la provincia y construye una referencia política para un conjunto de fuerzas más o menos afines, hasta aquí restringidas a experiencias locales. Además, los puntos de apoyo de la naciente alianza están situados en los estratégicos distritos de Santa Fé, Córdoba, ciudad de Buenos Aires y, con menor alcance, la provincia de Buenos Aires, lo que insinúa un piso electoral nacional respetable. La gestación de este acuerdo es deudora de la voluntad y la inteligencia de sus promotores y tal vez también, aunque sea parcialmente, de la reforma electoral que alienta el agrupamiento de fuerzas y desincentiva los microemprendimientos partidarios.


     El lugar simbólico de la alianza es el del progresismo ubicado en la oposición al gobierno. La descripción merece, sin embargo, alguna precisión mayor. La dureza de esa oposición recorre una gama más o menos amplia desde la proverbial moderación de Binner –funcional además a su condición de gobernador provincial- hasta la radicalidad histriónica de Solanas que no reconoce matices a la hora de descalificar al kirchnerismo, pasando por los giros a veces sorpresivos de Luis Juez, siempre atento a los cambiantes humores populares. Algunos de los actores del acuerdo (Binner, Juez) formaron parte de los escarceos de la transversalidad en los primeros tiempos del gobierno de Néstor Kirchner. Algunos de ellos acompañaron algunas iniciativas parlamentarias centrales del gobierno, como la recuperación de los fondos jubilatorios por el Estado y la ley de medios. Todos ellos formaron parte de la célebre escena constitutiva del "grupo A" en el Congreso, que se fue diluyendo a la hora de discusiones políticas más sensibles que el reparto de presidencias y comisiones, arrebatadas a la primera minoría en ambas cámaras en un operativo sin precedentes históricos.
    La unidad progresista, hay que aclarar, lo es de un sector del progresismo. Si tomamos como referencia histórica al Frepaso, la más exitosa experiencia de ese espacio en muchos años, vemos que sus principales cuadros forman parte de diversas iniciativas. Los hay, claro está, en la fuerza que proyectará a Binner como candidato presidencial –el Partido Socialista, como tal, fue uno de los puntales de esa experiencia. También en el oficialismo tienen una presencia muy importante cuyas expresiones centrales son la ministra de Seguridad Nilda Garré y en el secretario de Comunicación Juan Manuel Abal Medina. Fuera del dispositivo orgánico del oficialismo y, al mismo tiempo, claramente comprometida con el proyecto político en curso aparece la coalición Nuevo Encuentro, encabezada por Martín Sabbatella. No es muy forzada la conclusión de que la constelación que dio en llamarse progresismo no tiene una posición unánime frente a la realidad política. Conviene agregar que los límites del espacio no pasan por fuera de la tradición peronista ni de la estructura del justicialismo. La unidad que se acaba de concretar es, entonces, la de los sectores que se reclaman progresistas y se oponen al actual gobierno.
    La constitución de este espacio de unidad es un logro de quienes creen en la diferenciación programática e ideológica y un fracaso de los que predicaban el abandono de los "pruritos ideológicos" en aras de asegurar la derrota del gobierno, concebida como necesidad de "cuidar la democracia" y de evitar una inexplicada e inminente catástrofe que estaría amenazando al país. No es un pequeño mérito de los dirigentes del nuevo agrupamiento haber contribuido a desarticular ese marco de la situación política que no fue concebido en ningún local partidario sino en encumbrados despachos corporativos. Así lo reconocen, por contraposición, las plumas más conspicuas del establishmente mediático, que intentan colocar a Binner y al socialismo en el lugar simbólico de la claudicación política por haber renunciado a ser la cara "progre" de una coalición de centroderecha encabezada por la UCR.
    La unidad del progresismo opositor tiene un excelente candidato, importantes puntos de apoyo distritales y figuras reconocidas. La esperan, sin embargo, algunos problemas muy complejos. El principal de esos problemas es que la demarcación del campo político entre derechas e izquierdas no es de orden abstracto y no se desenvuelve al margen de la historia concreta; son los conflictos políticos reales los que dividen las aguas. Un proyecto político es mucho más que un documento programático: es un conjunto de actores políticos y una red de episodios en los que se ponen en juego antagonismos. Es también un dispositivo de adversarios y enemigos. ¿Cómo hacer campaña electoral, por ejemplo, por la igualdad y por la dignidad de los trabajadores sin pronunciarse, por ejemplo, sobre la política de estos años en el mundo laboral, sobre los salarios, las convenciones colectivas, la asignación universal a la niñez y sobre la ampliación masiva de los derechos jubilatorios a sectores excluidos por la desocupación? Está claro que lo alcanzado no es la cumbre en lo que a ampliación de derechos sociales se refiere y que una agrupación de centroizquierda puede tener propuestas superadoras. Pero harán falta algunas precisiones. Hará falta decidir si esa superación se apoyará en lo actuado o desandará el camino recorrido. Y más complejo todavía, tendrá que enunciar cuáles serán los modos en que ese programa superador podrá desarrollarse con éxito; cuáles serán los actores a movilizar, qué rol tendrá, por ejemplo, el movimiento obrero organizado, cómo se enfrentará la esperable resistencia de quienes ya han mostrado las garras con el actual proyecto y difícilmente se serenen si se pretende superar sus limitaciones.
    Se puede alegar que una alianza puede constituirse y hacer un aporte democrático y popular aún cuando en la presente elección no aparezca posible su triunfo. Algo así como un acto de docencia y testimonio político que, a la vez, prepare nuevos avances en la construcción de un proyecto popular y de izquierda. Este enfoque es completamente respetable y hasta puede ser una contribución importante al desarrollo de una subjetividad política transformadora en el país. Claro que la tarea no será fácil. Ante todo porque tendrán que salir a buscar votos en el universo social de quienes por uno u otro motivo no apoyan al gobierno. Y el contexto de la campaña no es apacible ni propenso a la exquisitez argumentativa; lograr apoyos para una propuesta política que reivindica valores de igualdad y justicia social en momentos en que los pilares de la Argentina conservadora e injusta han declarado una guerra sin cuartel a una presidente que será además candidata a la reelección parece un desfiladero angosto y de laborioso recorrido. Y está siempre la tentación de los atajos. Atajo que más de uno de los protagonistas de la nueva empresa política ya viene transitando en los últimos años: el de equiparar esta experiencia con el menemismo, el de ir detrás de los prejuicios gorilas contra la CGT, el de defender el centimetraje en Clarín sobre la base de sumarse a cualquier operativo de prensa que el grupo promueva, entre muchos otros.
    Si la nueva coalición evitara esos atajos y, a la vez, lograra un resultado electoral promisorio estaríamos ante un hecho relevante para el sistema político argentino. Podría constituirse un campo de alianzas prácticas que podría, entre otras cosas, dar sustento parlamentario a medidas que vayan en la dirección de profundizar el rumbo transformador y fortalecer su respaldo político. Si, en cambio se sigue la inercia de recoger apoyos sobre la base de ser el rostro presentable y políticamente correcto del antiperonismo sería un caso en que como dice la letra tanguera de Cadícamo "la historia vuelve a repetirse"

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Actividad reciente:
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